27/8/10

EN ALGÚN LUGAR DEL PLANETA

                                    Antiguo y hermoso paisaje de Quilicura hacia el oriente

Muchos quilicuranos, salieron de nuestros suelos, emigraron a diversos lugares, a distintas ciudades y países, tal vez la emoción les embargue cuando puedan leer y releer estos textos.
El suelo no siempre respondía a las necesidades y motivos de familia, de trabajo ocasionaron que la espiga de los habitantes de la comuna, se deperdigara por muchos lugares del país y del mundo.
Estas líneas son el re-encuentro con las raíces de la historia.
El linaje de nuestros antepasados está presente en los rincones ocultos de la tierra.
Quilicura es un pueblo sin leyendas, sin grandes acontecimientos históricos , sin crónicas extraordinarias, sin grandes personajes, porque el diamante que brillará hacia el mundo se está conformando en estas gentes sencillas y en estas historias que se encontrarán un día en cualquier página o librería del planeta.
Algunos de nuestros tíos, la familia Calderón Zapata salió de esta tierra y se ubicaron en otros lugares, allá lejos de esta tierra edificaron y construyeron otros sueños, pero están también en el corazón de esta historia.
Estas son las palabras pronunciadas en el cementerio General de Santiago de Chile, cuando nos correspondió decir adiós a María Cristina Calderón Zapata, antes de la cremación.

LA TIA MARÍA

 
Al otro lado de Santiago, a muchos kilómetros de la Quebrada de Macul, está Quilicura.
Cuando éramos niños y veníamos de visita a casa de nuestra abuela, era una distancia enorme, era un viaje interminable que terminaba en la ladera del cerro, casi cerca de la cordillera. Allí, luego de cruzar un canal nos reuníamos con la numerosa familia.
Quilicura entonces, era un pueblo casi provinciano y al atravesar la ciudad, siendo niños pequeños, quedábamos sorpendidos por los avisos luminosos multicolores en las calles.
Nuestros abuelos, Blanca Rosa Zapata y Pedro Antonio Calderón Donoso, en la época de los años veinte, vivían en Quilicura.
Por entonces, en aquel lugar no había luz eléctrica, ni caminos, y el Fundo San Luis, que era el lugar donde vivían, no era más que un largo callejón cercado por zarzamoras, sauces y álamos.
Al fondo del camino, donde estaba la "rancha",se instaló la imagen de un Cristo, una cruz que contrastaba con la espesa niebla de aquellos lugares.
Las noches impresionantemente oscuras y los amaneceres con un coro de cientos de aves y pájaros, los inviernos fríos y crudos como las escarchas y las primaveras con los aromas de las flores silvestres.
Cada día, una dura lucha por la vida y la pobreza merodeando una choza de paja, que el viento casi se llevaba.
En el campo, la vida era cruda y cada día se iniciaba antes de la aurora, cuando comenzaba el ajetreo en el establo.
Aquel pueblo de Quilicura y aquel callejón al fondo del fundo,aquellas zarzamoras y todo ese entorno de soledad y de miseria, es lo que la familia Calderón Zapata, presenció desde niños.
Allí nacieron y crecieron nuestros padres, nuestros tíos, nuestros abuelos.
Pedro Antonio y Blanca Rosa, tuvieron ocho hijos: Inés, Magdalena, Carmen, Silvia, Héctor, Hernán Norma y María.
Fue allí en la soledad de los campos, donde nació María Cristina Calderón Zapata y fue allí donde con los pies descalzos caminó y corrió a través de los potreros junto a sus hermanas.
La vida en el campo era algo muy duro, más aún en aquella época y en las condiciones en que nuestra familia vivía.
El pan amasado, las empanadas y la leche,no era para ellos, lo que es para nosotros. Para nuestra familia, ese era el sustento, la forma de sobrevivir, y cada uno, desde niños, desde muy niños, tuvieron que cambiar los juegos infantiles por el trabajo; unos al establo,unos al campo otros a labores en alguna casa y María siempre al cuidado de sus hermanos más pequeños...
Nuestros abuelos con sus hijos, deambularon por muchos lugares, algunos salieron y otros nos hemos quedado en Quilicura. Ciertamente la vida de ayer, no tiene ninguna relación con la vida de hoy.
Pero sin duda es la infancia la que marca tui vida, son las referencias que hacen tus padres lo que provoca que tu quieras las raíces, a tus tíos, a tus abuelos.
Nuestra madre Magdalena, siempre ha querido mucho a us hermanos, por eso, nosotros también los queremos. Ellos, cada uno formó parte de nuestra infancia y la "tía María" siempre vivió en nuestro hogar materno...
Precisamente por eso estamos aquí. Hemos recorrido el mismo interminable camino de la infancia y hemos acompañado a nuestra madre, para que se despida de la querida María.
Todos nosotros tenemos distintos sentimientos, sin embargo nuestra madre, siempre habló de su familia y en especial de esta Tía María, con quien compartió la pobreza de la infancia.
Nosotros recordamos de ella, su risa contagiosa, sus grandes carcajadas y la alegría de la vida. Parecía que esta vida junto a su familia nunca acabaría.
Ella nos reconocía a todos nosostros y con su gran sonrisa parecía decirnos que la vida era eso: una gran carcajada.
Hace unos días, nuestra querida madre, Magdalena,ha venido a visistarla, era la despedida de dos amadas hermanas... En estas despedidas no se necesitan palabras , sólo es necesario rozar las manos o acariciar los cabellos encanecidos.
Sus hijos , dicen  que el nombre de mi madre, de su hermana de la infancia, lo susurraba permanentemente, la llamaba : malena, malena...malena.
Y esta manaña estamos aquí todos. Estamos unidos por la historia, por la sangre, por todos nuestros sentimientos familiares, en torno a tí. Tíos, primos, nietos, bisnietos,abuelos, parientes y amigos.
Tía María , te diré algo de lo que te dijo tu hermana el día en que te visitó, pero además , en esta despedida llévate estas nuestras  palabras:
"María, aquí estoy yo , soy la Magdalena, no importa que no me escuches, no importa que no me veas, no importa que no me hables, no importa eso María."
Desde la hora que partiste, la mañana de este martes, has llegado a un maravilloso lugar.
No necesitas la voz, porque la alabanza es eterna y lo único que tienes que decir es :Amén.
No necesitas el oído, porque los coros celestiales llevan la maravillosa música directamente a tu corazón y las melodías envuelven tu alma.
No necesitas la vista, ni tus ojos, porque una luz resplandeciente, cristalina te permite ver a Dios y a todos sus ángeles, escena que ninguno de nosotros siquiera podría imaginar.
Luego de tantos años de secreto cansancio, de silencioso sufrimiento, ahora querida tía, estás en el reposo eterno.
Nuestro abrazo a todos sus hijos, a todos sus nietos, a todos quienes la quisieron.
( julio 2008)

23/8/10

MAGDALENA Y EL CRISTO CRUCIFICADO.

                                                     Cristo ( de Velázquez )
Lejos de la ciudad, los campesinos construyeron una historia.
En el fundo San Luis de propiedad de la familia Zegers los lugareños veían como los ingresos y las riquezas de sus patrones se hacían incontables.
Extensas dimensiones de terreno fértil, innumerables cabezas de ganado, era lo que se conocía como el "fundo San Luis".
En los primeros años del 1900, sus negocios prosperaban y los pequeños inquilinos en silencio eran testigos de esto.
"Parece que el Patrón tiene un pacto con el diablo", es el rumor que se expandió por toda la hacienda.
Esto significaba que el alma de Don Alfonso había sido entregada al "diablo" como precio por su riqueza y su prosperidad.
Y los campesinos y lugareños edificaron esta leyenda.
Por las noches llegaban fastuosos carruajes tirados por briosos corceles y ruido de cadenas y metales se escuchaban por el camino polvoriento que conducía a las casas patronales.
De vez en cuando, durante las noches, un distinguido señor se paseaba por el lugar con su bastón y su reloj de oro. Era alto, muy elegante y sorpresivamente era visto recorriendo los alrededores de la casa de la familia Zegers.
"El patrón tiene un pacto con el diablo", era el rumor secreto que explicaba el porque de la enfermedad que comenzaba a aquejar a don Alfonso. Se le veía preocupado y con la mirada perdida, cuando recorría el fundo sobre su potro negro.
La enfermedad provocó que tuviese que permanecer en su lecho y esto intensificó el temor de la gente.
Una noche la familia llamó a un sacerdote, porque se trataba de una familia muy católica y el jefe de hogar empeoraba.
Dicen los vecinos y cercanos a la hacienda que esa noche se libró el combate. El "diablo", venía por el alma del patrón.
Durante muchas horas el sacerdote junto a otras mujeres devotas permaneció en oración para que el "diablo" se alejara.
El "diablo" furioso rondaba la casa en espera de la muerte y del cumplimiento del pacto, algo así como un león rugiente.
El Padre y las mujeres rezaban el rosario una y otra vez, mientras se asperjaba la casa.
Fue este acontecimiento lo que motivó que la familia decidiera levantar la imagen del Cristo crucificado en la parte más tenebrosa del fundo, al recodo del camino, donde las zarzamoras cubrían el paisaje.
La imagen del Cristo, protegería a la familia, el fundo y a todos sus inquilinos.
En una pequeña base de ladrillos se instaló una cruz.
El Cristo resistió el tiempo y ha permanecido en su lugar de origen.
Ha consevado el secreto de la familia.
Hoy los niños y vecinos del sector ,miran la imagen sin comprender mucho porque está allí. El afamado fundo San Luis dejó de existir al término de la década de los sesenta. El ajetreo  de los vehículos y la presencia de tantos pobladores lejanos a esta leyenda, cubren lo que originalmente nació en la soledad del campo, de las ramadas y los establos.
                                  Camino San Luis en los años setenta

Magdalena de la Cruz Calderón, vivió su infancia y parte de su juventud precisamente en una "rancha", ubicada frente a la imagen del Cristo, en el fundo San Luis.
La señora Magdalena era fácilmente reconocida por los vecinos. Su menuda figura vestida de café en agradecimiento a la Virgen del Carmen, recorría las calles y las amigas y vecinas le saludaban efusivamente.
Su historia marcada por el sufrimiento y la pobreza rivalizó siempre con el coraje, el empuje, la fe y la perseverancia.
Siempre acompañó a su esposo, Belarmino Monasterio, en la educación de sus hijos, él como campesino, ella como lavandera, lograron establecer una familia compacta y unida respetada por todos los vecinos.
Ambos padecieron la furia y la firmeza de una ley no apta para los pobres y desamparados, fueron tirados a la calle, cuando en los años treinta se iniciaba en Chile el movimiento obrero, no hubo entonces clemencia para quienes pronunciaron la palabra "justicia".
Magdalena trabajó en el campo desde muy pequeña, supo de los amaneceres y del frío cuando debía ordeñar las vacas en el establo, cuando aún era de noche. Padeció de sufrimientos e injusticias, soportó grandes humillaciones, su fe inquebrantable le permitió vivir muchos años y ya en su ancianidad, disfrutó de los frutos de la conformidad que siempre sembró.
Sabía lo que cada uno de sus hijos sufría o dsifrutaba, por eso al término de cada conversación sus palabras eran sabias.
Todos le rodearon hasta el día postrero: Abel , Carmen, Marta, Luz María, Mario, Silvia, Purísima, Dianides, Victor y Jacqueline.
Como es de suponer , abandonó esta vida en un profundo sueño.
En la puerta de la Iglesia sus hijas formaron un jardín florido con las hermosas flores que depositaron sus amigos y parientes, esto llamó poderosamente la atención de quienes la acompañaron. El párroco,hizo referencias a ese jardín, porque en efecto de la fría loza de cemento, nacían claveles, rosas, manzanillones, violetas, lirios, gladiolos y clarines.
El templo de Quilicura estaba repleto en la Misa fúnebre...Posteriormente sus vecinos en la calle Los Carrera, la saludarían con pétalos y flores.
Un profundo silencio invadió la Iglesia mientras se leían estos versos...

19/8/10

MAGDALENA, LA DE TEZ MORENA







(Un día supe que a mi madre le decían "la poeta". Desde ese día yo pensé en escribir para ella, este poema que pongo en sus manos y en sus labios)

Quiero desencadenar mi poesía en los rincones de mi pueblo,
quiero que mis versos se desencadenen por los viejos caminos.
y por el verano polvoriento de ayer.
Quiero que se escuche mi rima en los barrosos senderos,
en el largo y solitario camino que me conduce al hogar...

Desencadenaré mi poesía entre los álamos y los sauces,
en los escuros callejones de cardos y zarzamoras, allí
donde en mi infancia, mis pies descalzos, mis pies morenos
pisaron muchas veces sobre la crujiente escarcha.
Quiero caminar junto a mis palabras sencillas
por cada calleja, por cada rincón de mi aldea de antaño:
me espera el sol del mediodía llegando a la vieja estación,
me encontraré entre lo Bascuñan y lo Ovalle con mi canasta
allí, junto al viejo carretón de la leche sonreiré a mis vecinas

Salgo con mis empanadas calientes desde San Luis,
un arco de álamos me susurra melodías,
las venderé durante la tarde a la entrada de Santa Luisa,
desde allí vienen los hombres del campo, con sus canastos,
melones, uvas y tomates...

Recorreré los almacenes del pueblo buscando la chancaca,
compraré un trozo de carne, harina cruda y un poco de té,
sin darme cuenta si es invierno o es verano entre árboles y aves
regresaré más allá del  Cristo al puente de mi casa.

Quiero desencadenar mis versos en la vieja choza de totora
aquella que destrozaba en invierno el aguacero,
por donde se escurría la lluvia como cruel lamento de pobreza.
Mi poesía reposará en cada adobe, que mi amado levantó
en medio de este Quilicura, pueblo mío, pueblo nuestro...
Nadie como él amó a sus hijos, derramando sudores y vigor,
en un amor secreto silencioso y fatigado.

Quiero desencadenar mi poesía para que recorra los laberintos
la espesa hierba en los pasajes provoca laberintos en mi tierra...
Es la tierra del fundo Marcoleta, donde Dios nos cobijó
después de morder el polvo, la humillación y la pobreza,
allí se levantó nustra sombría choza de pajas y de adobes
sin cristales, sin cortinas, sin metales, sin pestillos
sin baldosas,sin luces,sin cornisas,sin estanques;
la que mi hijo llamó la vieja casa de la infancia...
Allí donde la tierra regaló a mis hijos la uva y los zapallos,
donde hoy no queda recodo ni espacios de recuerdo.

Quiero que esta poetisa de palabras sencillas y versos simples
la recuerdes con su ropa de Carmelo y su tez mate:
entreabriendo la puerta de la casa, recorriendo el mercado
regando las innumerables flores y los árboles del patio...
Pero mi poesía despertará en cualquier lugar de nuestra aldea:
en el recuerdo, en el presente, en primaveras o veranos
y visitarán mis pies cansados todas las tiendas, todos los bazares
porque en uno de ellos encontraré el juguete de mis nietos,
los frutos de mis hijos tan amados...

Quiero visitar con mi poesía los lugares de mi campo
los escondidos rincones de mi pueblo, donde me encontraba
de tarde o de mañana con los rostros familiares...
Quiero cargar en mis hombros la uva cristalina, el apio
las verduras, los zapallos italianos.
Y quiero en mis baldes vaciar la leche de mis vacas,
quiero respirar el aire frío del invierno en mi pobreza
y que cuando terminen mis días
visiten mi tumba aquellos que me vieron y me amaron.

Quiero como ayer, enviar mis hijos al colegio de mañana
y cuanta alegría me provoca el que sepan deletrear
las páginas del viejo silabario y puedan leer en todas partes
los letreros luminosos de las calles...
Quiero que ustedes hijos míos, enla soledad del campo,
en el silencio de la noche: escriban mi poema de epitafio.




VIEJITO PASCUERO


En el frío atardecer de julio, ya casi al caer la tarde, su nieta Rocío, expresó en este íntimo poema, el sentimiento de todos sus nietos que en  cada navidad recibían un regalo en un pequeño bolsito de lana, tejido a crochet.                                                                                         
                                                                                                        
                                
PARA LA POETISA                                                          


Nos quedaremos casi la mitad,
sin regalo de navidad.
Viejito oscuro.
Nos quedaremos huérfanos de
nuestro regalo de todos los años:
veintiseis regalos míos,
cientos de regalos para todos.
Unos regalos que no venían de
una abuela gorda y robusta
como se piensa de las abuelas,
y las madres de verdad.
Regalos de una abuela de
cuerpo de niña de un
cuerpo adolescente y vestido café.
De un luto de color de golosina,
uan abuela con memoria de
un pueblo entero.

Ayer recorrí, corriendo sin querer
el mismo camino de la infancia,
pero no me encontré contigo
cortando las calas lilas en el jardín.
Ayer corrí por la plaza para
ver si era mentira,
para ver si alcanzaba a tocar
tus flacos dedos de lavandera
todavía tibios.
                                                                                    
Nombre de dolor y de pena: Magdalena;
de una conversación en la mesa
de la cocina con un té y una sopaipilla.
¿Cómo resumir tu historia en una hoja?
¿Cómo saber si es verdad lo que me contaron?
Que hace un tiempo, andabas
arriba de un caballo,
que hace tiempo corrías por el campo.
Recorrido de un siglo tu caminito de tierra,
recorrido de hijos de familias,
recorrido de zapatos café,
de una falda café,
de un chaleco café,
de cara café.
Pero mi saquito de crochet,
los saquitos de crochet, esos
van a tener dulces de colores para siempre,
porque Magdalena de la Cruz, mami,
¿sabes? los escoge todos
los años y no le olvida nadie.

Rocío