MARIO MONASTERIO CALDERON: Quilicura, crónicas y biografías de grandes personajes anónimos
La íntima historia de algunos personajes...
10/11/10
5/11/10
PRÓLOGO DEL AUTOR
Quilicura, es una localidad similar a muchos otros pueblos, a muchas aldeas y comunas de nuestro país y del mundo.
Tal vez lo que hace diferente a este pequeño poblado es el abrupto cambio socio cultural y demográfico que tuvo en menos de una década.
Al nor poniente de Santiago de Chile, rodeada por cadenas de pequeños cerros, casi como oculta en el paisaje, la comuna de Quilicura vivía sus costumbres de gente provinciana.
Era un pueblo pequeño, de no más de veinte o treinta mil habitantes que tenía una vida calma y sencilla.
Nada alteraba el paisaje rural, sus senderos y su quietud.
La gente muy tranquila veía pasar cada día, respirando un aire limpio y escuchando la fauna local que también era parte de la bella fotografía.
Todo cambió cuando a principios de los años noventa, la expansión territorial la afectó como a ninguna otra región.
Llegaron cientos de familias de los más diversos sectores de la periferia de Santiago e iniciaron aquí su vida atraídos, precisamente por esta tranquilidad y por este entorno campesino, que sin saberlo, ellos mismos estaban cambiando.
Pero, como todo pueblo, se ha ido ,formando y construyendo a través de historias, tradiciones, leyendas y personajes.
No se trata de grandes historias ni grandes personajes, porque si así fuera este nombre de Quilicura sería una presencia en nuestro país o en el mundo.
Mas bien , son historias simples y de personajes sencillos. Son aquellos seres que hicieron su breve tránsito por este planeta y que nadie más recordó con el pasar de los años y de las generaciones aunque su vida estuviese nutrida de las más discímiles experiencias.
Hay personajes anónimos que descubrieron la sabiduría, el conocimiento y la felicidad, pero que esa misma condición les ha permitido vivir la plenitud de sus días en la sencillez y en la soledad de la naturaleza.
Estas son crónicas, descripciones biográficas de personajes anónimos que nunca ha nadie le hubiesen interesado, de no ser por esta pequeña recopilación que pretende no sólo que sean conocidas por nosotros, los que hemos vivido y conocido este pueblo, sino que se transformen en universales.
EL FUNDO : LO MARCOLETA
Entrando hacia la comuna de Quilicura, por la única avenida que existía, la calle Matta, se podía acceder al fundo "Lo Marcoleta".
Antes del año 1980, todavía quedaban una serie de "fundos" en la comuna. Fueron producto de la apropiación de terrenos a fines del 1800 ,de las grandes familias, quienes constituyeron la pequeña aristocracia de estas tierras.
Sin oposición alguna, las grandes extensiones de tierra pasaron a ser patrimonio de unos cuantos apellidos que sometieron al pueblo a una injusta servidumbre.
Entre los màs significativos estaban el Fundo " Lo zañartu", "lo Etchervers", "lo Ruiz", "lo Cruzat", "lo Campino", "San Luis", "Santa Luisa" y otra serie de haciendas algo más pequeñas.
Uno de estos , era el Fundo Lo Marcoleta, lugar que inspiró los versos de este libro.
Allí vivió la Familia Monasterio Calderón.
Don Belarmino del Tránsito Monasterio Monasterio, era un inquilino del fundo.
Nadie como él conoció desde su infancia, el trabajo del campesino, los frutos y la generosidad de la tierra, las indescriptibles injusticias sociales, las inclemencias del clima y el inmenso espacio estrellado durante las noches de riego en la primavera.
Al igual que otros campesinos, desde muy niño conoció el trabajo en la tierra, la fatiga, la soledad, el calor y el frío en su màs intenso rigor.
Desde siempre, sus ojos exploraron el cielo, descubriendo que todo era un eterno movimiento y que cada astro lejano, cada estrella está en armonía con el universo.
No necesitó leer ni escribir para aprender todo aquello
Sus manos quebrajadas por la mezcla de tierra, agua y vegetales, eran la semblanza de una vida de intensos sufrimientos y secretas esperanzas.
Sus manos testificaban de los frutos y la maleza, del hacha, la horqueta, las hojas de zapallo, las hojas del tomate, las alambradas, el mango del arado, el pelaje de los animales y las pequeñas espinas de los cardos.
En el antiguo fundo Lo Marcoleta, vivían unas quince familias como inquilinos. Todas eran chozas de paja y de madera.
El trabajo de estas familias, era de "medieros", es decir el "patrón", les entregaba un espacio de terreno para vivir y sembrar, a cambio de las cosechas que se compartían a medias con el patrón del fundo.
La lealtad al patrón era incondicional y nadie osaría contradecir la voz de quien el poder de la tierra le convertía en amo y señor, "El Futre".
Belarmino y su familia abandonaron el fundo en el año 1957, adquirieron un pequeño predio en el sector de la calle Los carreras, en Quilicura, y desde allí se inició otro capítulo de la vida.
Falleció durante el invierno del año 2005. Familiares, amigos y vecinos le acompañaron en un lluvioso día de julio.
El cortejo partió desde el sector central del pueblo, precisamente donde él, con sus propias manos levantó una sólida casa de adobes para su amada y numerosa familia.
Los vecinos observaban impávidos.
En silencio, bajo una persistente llovizna, portando el ataúd los deudos y amigos atravesaron la plaza de Quilicura, lugar donde los viejos campesinos se reunían para compartir sus nostalgias y recuerdos.
Era cerca del mediodía.
Tomaron la avenida O'higgins, el agua reflejaba la tristeza de su esposa y de cada uno de sus hijos.
Así, cabizbajos ante la mirada de la gente, llegaron hasta el templo.
La ceremonia religiosa se realizó en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, estaban presentes los pocos amigos campesinos que quedaban, gente del pueblo, los vecinos y muchos curiosos que escucharon respetuosamente estos versos :
4/11/10
INTIMAMENTE A MIS PADRES Y HERMANOS
La casa de mi infancia no tenía espejos,
a la vera del camino barroso,
se sostenía en sus años;
tampoco tenía vidrios,
nada que reflejara el sol.
Nuestra casa era una casa pobre y pequeña;
y el viento del norte,
remecía nustra débil choza
y provocaba un gran temor,
el viento quería descuajar los cimientos invisibles
y las húmedas y delgadas paredes vibraban fuertemente.
Generalmente,
las aguas torrenciales y los oscuros temporales
venían desde el norte, siempre a media tarde;
oscurecían el cielo, silbaba la hierba y alteraba el establo.
Mi casa entonces, no tenía espejos ni cristales,
nada que reflejara el sol, ni alhajas ni relojes,
nuestra casa,
en la infancia,
era de paredes oscuras,
el color de la tierra húmeda y de la tierra fértil.
Nuestra casa era gris y no había en ella colores,
la lluvia, los nubarrones, el silbido del viento
el oscuro cielo y la inmensidad del espacio
se confundía con la tristeza en sus paredes.
A veces, en las tardes del invierno
los goterones bajo el pasillo, avivaban nuestros ojos,
más allá de la lluvia , siempre estaba el verde,
aquel verde espeso de la infancia nunca más existió,
el verde profundo del potrero desapareció,
como todo.
Nunca, ninguno de nosotros ha encontrado el intenso verde,
que formaba parte del secreto de nuestra infancia,
era el único color que recuerdo y que retienen mis pupilas.
También existía el blanco,
era el color de la flores:
aparecían en primavera junto a los canales.
¡Una hermosa flor!
¡Tan simple como la vida!
Y tan perfecta también como la existencia,
eran flores blancas de estambres amarillos
resistiendo todas las heladas y todas las escarchas.
MI casa, sin vidrios, sin cristales, tenía un canal,
y sobre ese canal , un puente húmedo y viejo.
El puente también tenía el color de la tierra húmeda,
fue tal vez, sólo un viejo y añoso tablón
con su barandilla pequeña y frágil suspendida sobre el agua.
En mi casa existía el puente sobre el canal
y a lo largo del canal aparecían las flores blancas,
su tallo verde y macizo:
¡Tan difícil siempre de talar !
Nuestra infancia es el cielo gris, la casa gris, el puente gris
y un inmenso campo profundamente verde que hoy no existe.
Mi casa de la infancia no tenía espejos,
no tenía cristales y no tenía reflejos del sol.
Nosotros, un día descubrimos nuestra faz en el agua,
allí, al menos, yo conocí mi rostro y mi sonrisa.
Nosotros éramos hijos del campo,
hijos de la tierra,
nuestra piel era morena y nuestros ojos pequeños.
La gente morena de ojos pequeños nunca necesitó espejos.
la casa de mi infancia tenía frente a si, el campo:
una enorme alfombra verde que nos dejó la pubertad
y que nunca más encontraremos,
que ya nunca existirá.
En torno a las brasas del invierno
contemplábamos el fuego,
mi padre siempre tenía una historia
y mi madre, siempre tenía un quehacer escondido.
Nuestra tertulia terminaba en cenizas blancas
y nuestros sueños tenían perfume de ciruelos y yuyos,
nuestros amaneceres eran miles de pajarillos y mariposas
y nuestros juegos tempraneros, tenían que ver con caracoles,
con el ruido de escarchas y con viento frío
revoloteando en nuestros cabellos negros.
Padre, los hijos de tus hijos están llenos de brillos y reflejos,
existen cientos de colores, miles de sonidos, miles de pantallas,
por eso, jamás descubrirán las mariposas multicolores,
nunca se encontrarán con los insectos del campo
no descubrirán el gorjeo del ave mañanera,
nunca verán los millones de estrellas en el cielo
no entenderán el lenguaje de los charcos
y no podrán penetrar en la sombra del establo.
Los hijos de tus hijos, en esta generación
no encontrarán las amapolas,
no mirarán sus rostros en los charcos de la lluvia,
no llegará hacia ellos la fuerza impetuosa del viento,
no se tumbarán deliciosamente sobre el trébol
y con seguridad no tendrán nuestros recuerdos:
un camino de tierra, un canal y un puente
y la pobre casa de la infancia, aquella choza pequeña
3/11/10
A DOCE KILÓMETROS DE SANTIAGO DE CHILE
La comuna de Quilicura recibía el progreso y los avances tardíamente. No podía ser de otro modo.
La carretera era la única ruta que conectaba a sus habitantes con la ciudad de Santiago.
Precisamente, justo a la salida del poblado por Manuel Antonio Matta, la única calle que salía hacia la carretera , en la intersección, un pequeño letrero verde anunciaba : Santiago a 12 kilómetros.
No era fácil desplazarse , nadie podía vivir a otro ritmo que no fuera el que esta tierra tenía. No había espacio para la prisa y las urgencias ni siquiera estaban consideradas.
A doce kilómetros de Santiago, rodeada por cerros y con una única ruta central , nadie podía considerar en sus planes el ir o venir apresurado.
El progreso venía lentamente porque todo era lento.
Una radio emisora se escuchó por primera vez al inicio de la década de los cincuenta.
El único vehículo de transporte público iba y venía con una frecuencia de una hora o más.
Era un largo recorrido, dejando y tomando pasajeros; vecinos que traían sus canastos, sus frutas y sus enceres.
Eran doce kilómetros que a veces significaba más de dos horas.
Una vieja "micro" , de multiplicidad de olores, unía la capital de Chile con el pueblo.
Al anochecer la aldea iba quedando desierta y al día siguiente, el canto de los gallos y el mugir de los establos anunciaban el despertar.
En este escenario el clima de amistad y de solidaridad era casi irreal.
En el pueblo no había mucha posibilidad de adquirir un periódico o una revista, eso había que comprarlo en Santiago o tal vez Independencia que era lo más cercano a la ciudad. El pueblo no necesitaba informaciones.
Las noticias, cuando de vez en cuando las había, venían de boca en boca y de cuadra en cuadra y se estacionaban en los más viejos.
Los gobiernos Liberales o Conservadores se sucedían uno tras otro y nuestros campesinos y vecinos, creían sin más trámites, lo que sus políticos le comentaban.
No es de extrañar pues, que los Gobiernos locales, los Alcaldes y regidores turnaran sus aspiraciones y no es difícil suponer que los acuerdos se tomaban en encuentros familiares, en paseos por el fundo o en veladas familiares.
Cualquier asomo de rebeldía o de protesta fue acallada violentamente con la humillación de los que levantaron la voz. Así ocurrió en Quilicura en el año 1935 y 1936, cuando un grupo de campesinos de San Luis intentó luchar por un mínimo derecho.
Con la efervecencia de los movimientos sociales, con los ecos de lo que sucedía en el mundo, Quilicura fue sorprendida por aires nuevos y revolucionarios, eran los años sesenta y el clamor lo traía el movimiento de los trabajadores.
Lejos del mundo, en este extremo del planeta, hombres y mujeres modificaron su lenguaje y los términos de igualdad, justicia, explotación, organización popular, unidad proletaria se comenzaron a escuchar.
En el año 1967, la lucha política se extendió hasta el apacible Quilicura. Los Conservadores de la zona temblaron y un ajetreo de proclamaciones marchas y encuentros no tuvo tregua.
Los jóvenes alzaron la voz y las calles se cubrieron de "panfletos".
La lucha nacional se daba a tres bandas y fuera de esto , nada más existía : Los comunistas, los momios y los desprestigiados demócratas cristianos...
En nuestro pequeño pueblo también los muros estaban tapizados con los nombres de los tres candidatos : Allende, Alessandri y Tomic.
de Allende 1964
Todo tenía el perfume de la contienda política...
Algo de esto, estaba en nuestra memoria cuando los amigos de Luis F. Martínez Abarca, le fuimos a despedir.
Allende en Quilicura
Aún cuando su despedida estuvo marcada por la espiritulidad , no faltó el puño en alto y los sones de la "Internacional", de un "compañero" que animado por estas palabras, se alzó para rendirle el homenaje.
"LUCHO" MARTÍNEZ ( Luis Fermín Martínez Abarca)
Ha sido hermosa tu despedida Lucho Martínez, nuestro gran amigo, nuestro gran vecino.
Hemos podido ver tanta gente amiga cercana a tí en estos días.
Me ha dicho tu esposa, Luisa, que han llegado delegaciones de hermanos de distintos y apartados lugares a darte esta despedida.
No podía ser de otra manera, estabas metido en tantas cosas y eras tan reconocido por todos nosotros, eras tan cercano y tan simple.
Sin embargo, ahora, quiero expresar estas palabras para los más jóvenes, para los niños y sobrinos que han llegado hasta acá.
Porque tú, Luis, formas parte de un pueblo, de una gran comunidad que es esta comuna de Quilicura, eres parte de esta historia de hombres y mujeres que han podido dejar un legado en esta breve historia nuestra. No imaginabas tú que al llegar a esa calle de guardia marina, te convertirías en una persona de trascendencia para nosotros, todos tus vecinos.
Acá están tus seres más cercanos y queridos, tus amigos de siempre y tus vecinos del barrio. Hemos acompañado tus horas con oraciones y con cantos.
Es egoísmo no decirte adiós...
Me pesaría mucho, más adelante ,si no me levanto y te expreso estas breves palabras.
Ayer, hace poco tiempo, ibas y venías por este pueblo viejo, sin luminarias, sin semáforos, sin avisos luminosos. En tantos casos, sin pavimento.
Ibas y venías a veces caminando, a veces en bicicleta desde Las Parcelas hasta San Luis, desde Lo Campino a las casas de Ovalle.
Parece que tu cigarro no se consumía.
Así íbamos todos, nutriéndonos de nuestro suelo y de nuestra gente, nutriéndonos de las personas porque un día nos correspondería escribir la historia.
Quiero hablar de como te conocí y de como pusimos una página más en este libro...
Fue hace muchos años, aún no nacían estos jóvenes y estos niños.
Terminaba el año 1968 y tú y yo, y muchos más, nos movíamos con los ideales de la justicia social.
Te acordarás que el clamor de la justicia nos golpeaba la cara en cada sitio que recorríamos.
Allí fue donde yo te conocí, cuando nuestros ideales de justicia social eran más sinceros y más honestos que nunca.
En nosotros brotaba la idea del socialismo como un torrente de justicia para los pobres.
Ibamos y veníamos por las noches haciendo la campaña de nuestro candidato, nos juntábamos en esa vieja pieza de madera para hablar de los sueños del pueblo. Entonces tu me llamabas "compañero" y agregabas mi apellido, palabra que te salía tan sincera , sin soltar el eterno cigarrillo de tus labios.
Debes saber querido Lucho, que nunca he olvidado cuando me subías al escenario para que yo hablara a los compañeros y decías con gran convencimiento que esa "era la voz de los jóvenes".
Después nos hemos encontrado con la Iglesia y el Señor jesús nos trajo todas las respuestas, la problemática social tiene la luz del evangelio.
Tu y Luisa y mucha gente optaron por el camino de los encuentros matrimoniales.
Dios y la Iglesia a nosotros nos regalaron otros senderos.
Sin embargo, yo quería esta tarde, recordar aquellos días de septiembre del año 1970 y de como nos reunímos en la noche del 04 de septiembre a celebrar el triunfo del "compañero Presidente".
La vieja mediagua estaba en la esquina de la plaza
Esta historia de Quilicura es también tuya.
Estará tu nombre en esta historia cuando se abra el libro de este pueblo.
No hay duda. Uno de estos niños, uno de estos jóvenes , relatará a otros que en Quilicura, hace muchos años hubo un Lucho martínez, y que este personaje recorrió las calles oscuras de Quilicura , enarbolando la bandera de la justicia.
Ya nos encontraremos.
En este mes de junio del 2006,
LA ÉPOCA DORADA DEL FÚTBOL
La época más brillante del fútbol chileno fue durante los años sesenta.
Los nombres de los grandes ídolos del fútbol de aquella época , se preservan en la memoria colectiva y en un sinfín de recortes y artículos de prensa que los nostálgicos de aquella época , han guardado para las nuevas generaciones como un tesoro.
Mundial 1962 Honorino Landa
Fueron los héroes del mundial de fútbol en Chile en el año 1962 : Misael Escuti, Luis Eyzaguirre, Raúl Sanchez, Sergio Navarro, Carlos Contreras, EladioRojas, Jaime Ramírez , Jorge Toro, Honorino Landa , Alberto Foullioux y Leonel Sanchez.
Equipo seleccionado de Chile 1962
El gran impacto del fútbol que también se expresaba en los pueblos y en las comunas más apartadas, donde domingo a domingo la pasión de este deporte marcó toda una generación.
Chile 1962 Sergio NavarroNo obstante de permanecer en el anonimato, Quilicura, produjo grandes futbolistas que fueron conocidos y reconocidos en las comunas vecinas. Escasos nombres cruzaron la barrera del fútbol amateur. Sin embargo, hubo jugadores de gran calidad y sus condiciones eran innegables: Raúl Gaymer, Máximo Alvarado, Víctor Olea, Los hermanos Brito, Carloncho Bustos, Juan Cobarruvias , Pirincho Vallejos, Fernando Reyes, Pedro Castro por nombrar algunos.
Fernado Reyes, jugador del club Biblioteca fue muy conocido en la comuna.
En la ceremonia fúnebre realizada bajo los espinos en el viejo cementerio de Quilicura, se congregó una gran cantidad de vecinos, familiares, amigos futbolistas y autoridades comunales.
La gran cantidad de asistentes un tanto desconcertados, escucharon a través de los altoparlantes la semblanza de este quilicurano que partía...
2/11/10
FERNANDO
No se entendería hablar de Fernando Reyes Avilés y su paso por esta vida, sin hablar de nuestro querido pueblo de Quilicura.
Hay un enlace de historias y de afectos entre algunas peronas y su terruño.
Los niños y jóvenes que se encuentran acá, no podrían entender las emociones de nosotros los adultos, sin conocer un poco de la reciente historia de Quilicura y su gente.
Entonces tenemos que volver nuestra mirada hacia el pasado, hacia los años cincuenta y los años sesenta.
Por entonces, Quilicura era un apacible pueblo con caracter provinciano, al estilo de los pueblos del sur de Chile por esa misma época.
En términos simples, la gente era sencilla , solidaria, amistosa y buena. En aquellos años, nuestro pueblo no tenía mucha población y todos nos reconocíamos fácilmente, eran escasos los vehículos y pasadas las nueve de la noche, una paz de campo reinaba en las calles solitarias y oscuras y también en los hogares de los vecinos.
Los jóvenes de ayer, de familias numerosas y humildes eran muy tranquilos.
Vivíamos en torno a nuestras familias, a la Iglesia, al folklore y al fútbol.
Sin embargo, el mundo estaba cambiando y los ecos de la música y el florecer del pensamiento llegaban hasta nosotros de muchas maneras.
En esos años, a fines de los cincuenta, en Quilicura, el fútbol como deporte, era una verdadera pasión y la gloria del triunfo o la amargura de la derrota eran comentarios obligados durante la semana.
Fue la época dorada de este deporte, no sólo en Quilicura, sino también en el país. Precisamente por eso, en el año 1962 , Chile organizaba el campeonato mundial de fútbol.
Y este torneo mundial lo pudimos vivir los apasionados del fútbol a través de la transmisiones radiales, que se escuchaban por todos los rincones y que animaban toda nuestra imaginación.
Sin duda, con toda seguridad Fernado hablaría siempre con sus hijos y sus sobrinos sobre estos acontecimientos.
Nuestra comuna, en este sentido, tenía una rivalidad muy marcada.
Este mismo pueblo, para aquellos jóvenes, eran los territorios del fútbol de los equipos más antiguos.
Hacia el sector oriente, estaba el club "Colonia" y el "Ferroviarios".
Hacia el poniente era el deportivo "San Luis".
Años después se incorporó el club "Unión Parcelas", la "Villa Gildemeister" y el "Defensor".
En el sector "pueblo", había dos poderosas Instituciones, el club "Condor" y el "Biblioteca"
Todos estos clubes, eran los que desataban las más ardientes pasiones en todos nosotros. Los domingos se engalanaban de fútbol , de gritos, de lucha, de fragor, y de rivalidades.
Así transcurría la vida entre nosotros: no teniendo nada , éramos inmensamente felices, nos bastaba una pelota vieja y un espacio donde se iniciaban las interminables "pichangas".
Siempre había un lugar donde "jugar a la pelota".
Fernado Reyes Avilés, había nacido en Chillán en el año 1943, hace poco , el dos de enero, había cumplido los sesenta y tres años.
Su madre, la Señora Natividad y su padre, Don José Florentino, inculcaron en él, los valores del respeto y la responsabilidad desde muy pequeño.
La señora Natividad, ferviente devota de la Iglesia y la Virgen del carmen, seguramente forjó en Fernando su veneración por la imagen de la virgen y su amor por la Misa dominical y por todas las festividades de la Iglesia católica .
Creció en Quilicura con sus hermanos Carmen, Lidia y Robinsón, dedicados siempre al deporte, fanáticos del fútbol y del básquetbol.
Como un estigma de lo que sería su vida, el vivió su infancia en la antigua Escuela número 165, enclavada en el corazón de la calle Vergara, y desde allí, siendo muy joven inició su vida laboral como auxiliar.
Esta función la realizó también en la Escuela Número 386, hoy El Mañío, en el local de la Escuela 336 y en el Complejo José Miguel Carrera.
No eran muchas las aspiraciones que tenía.
Sus sueños eran tener una casa, una familia y unos hijos a quienes transferir la fe.
Sin duda que su mayor entretención y la pasión de su vida fue el fútbol que desde pequeño le hizo disfrutar del rocío , de los pies descalzos y de una pelota de fútbol.
El club deportivo "Biblioteca", había sido fundado en noviembre del año 1931, y fue la gran Institición que cobijó a los jóvenes del sector "Pueblo".
Era otra forma de vida, otros valores, otros anhelos, otra juventud a quienes para disfrutar y compartir les bastaba el grupo de amigos en el almacén de Valentín.
Y en este ambiente del fútbol, Fernando Reyes , fue brillante, protagonista de gloriosas tardes domingueras, de grandes triunfos, de inolvidables goles. Los niños de entonces lo convirtieron en un verdadero ídolo local y sus poderosos remates eran el deleite para la "hinchada verde".
Los adversarios sabían que era el delantero más aguerrido y más peligroso que tenía el club Biblioteca.
"Camioneta", como le decíamos cariñosamente, podía desequilibrar cualquier partido y era la carta de triunfo para su equipo en aquella época de los sesenta. Comentario obligado durante la semana en el bus, en las esquinas y en las pichangas.
Fernando cumplía con sus labores de auxiliar y cuidaba de su madre.
Generaciones de niños y jóvenes le vieron siempre con un enorme espíritu de servicio solucionando problemas, portando acá y allá un inseparable "manojo" de llaves.
El día 08 de junio del año 1979, contrajo matrimonio con Beatriz Zuñiga, profesora del Mañío.
Sus dos hijos Fernado y María Fernanda, saben de los valores, de la dedicación , del respeto y del cariño de su padre.
Excelente padre, excelente esposo, excelente trabajador, excelente amigo, funcionario de admirable disposición.
La vida llegó con la factura, de la enfermedad ya no se recuperaría.
No obstante su lucha por ser el mismo de siempre, al cabo de un tiempo, Dios le había preparado este desenlace.
Ayer , 28 de mayo, en la madrugada, su vida se extinguió.
Pero parte de nosotros también se extinguió junto con él.
Se van algunas hojas de esta historia , se va nuestra infancia y nuestra juventud porque hay uno menos entre nosotros. Acá en nuestro pueblo, querido e inolvidable Fernando, nos vamos quedando solos.
Serán tus hijos y los hijos de nuestros hijos, los que un día nos escucaharán hablar del Biblioteca, de Fernado y de tantos otros que partieron o que partirán.
Acá , como ha dicho tu esposa, ha germinado un jardín para decirte adiós.
Dios nuestro Padre y la Virgen María te esperan en el cielo.
Tu ya sabes de esto.
Hasta siempre.
No te olvidaremos, me encargaré de eso.
Primera serie de BIBLIOTECA FC. 1963
28/10/10
LAS PRIMERAS ESCUELAS DE LA COMUNA
En el centro de la comuna, a una cuadra de la plaza, en la calle José Francisco Vergara, se levantaba la Escuela Pública Nº 165. Era una contrucción de adobes, de un descolorido color blanco a la que se accedía por una puerta central casi pegada a la calle. Atendía seis cursos, con una matrícula aproximada de ciento cincuenta alumnos.
La vieja casona había sido construída en el año 1914 y ya algunas generaciones de alumnos habían sido atendidos allí.
Esta era la "Escuela del pueblo" a cuya entrada había un enorme naranjo y en el fondo hacia el poniente unas matas de higuera.
Escuela Nº 165, en la calle Vergara en la década del 50
Son estos detalles los que recordarán quienes pasaron un día por allí, además de la gran poza de agua en el patio durante los días del invierno.
El otro establecimiento era la la Escuela Nº 32, del barrio "la estación", que recibía a los niños de ese sector.
La mayoría de los estudiantes eran hijos de campesinos, artesanos o pequeños comerciantes.
El sector estación era nominado de este modo por la cercanía a la estación del ferrocarril...La escuela era una antigua casona de principios de siglo que tenía como especial característica el pequeño canal y el cañon a la entrada del recinto.
Frontis de la Escuela 32, la estación
En el barrio de la estación se instalaron antiguas familias que convivían con el paso de los trenes, que con frecuencia de una o dos horas alteraban el silencio del sector.
Recién, al término de la década del año sesenta, debido a la expansión territorial, surgió un tercer establecimiento educacional en un nuevo sector denominado "Población María Ruiz Tagle de Frei"
La nueva Escuela para la enseñanza básica se creó con el número 386, y debía cobijar a los alumnos de dos nuevos sectores : la población "Ruiz Tagle" y una "toma", llamada "el sauce".
Los vecinos estaban orgullosos de la Escuela que se edificó junto a la plaza , en el corazón de la población.
Era un hermoso plantel de finas terminaciones, rodeado de árboles y jardínes.
Desde los inicios, los apoderados de allí, fueron muy participativos.
Generalmente, en gran cantidad, asistían a las celebraciones y actos conmemorativos. La convivencia se daba de una manera muy fluida y los encuentros se hicieron muy familiares.
Esta es la página de un diario de vida de Toña, alumna del cuarto B de la Esacuela 386.
Ella relata las emociones durante la celebración del aniversario de su escuela. Sin duda experiencias similares vivían los niños de entonces en los otros colegios de la comuna.
EL ANIVERSARIO DE LA ESCUELA
Martes 03 de mayo de 1979
"Querido diario:
Hoy ha sido un día muy lindo, en realidad de esto veníamos hablendo hace bastantes días, la profesora nos dijo que el colegio estaba de cumpleaños.
Ahora estoy muy cansada, fue un día lleno de sorpresas.
La escuela estaba de aniversario, estamos cumpliendo 10 años y todo fue muy bonito.
Mi mamá junto con otras señoras, estuvieron el sábado pintando las salas, limpiaron los vidrios, pintaron los muebles y pusieron cortinas amarillas. Nuestra sala quedó impecable. La más bonita de todas.
Bueno, ayer en la mañana estuvimos preparando una presentación que haríamos hoy, a mi me correspondía ser la bailarina. Fue hermoso lo de hoy.
El patio estaba lleno de guirnaldas, todos los cursos estaban en el patio junto con las mamás y los profesores, estaba todo ordenado.
En la mañana hacía mucho frío, pero todos nosotros cantábamos y gritabámos. Mi mamá me había hecho un lindo peinado y me compraron un traje blanco como de novia.
Estábamos muy nerviosos esperando la hora de actuar.
El profesor anunció la participación del cuarto B, empezó la música y nos salió todo perfecto. Todos aplaudían. En la sala la profesora nos felicitó y todos grtábamos y nos abrazábamos.
En la tarde había que volver, todos tenían que venir porque se iba a realizar una ceremonia muy importante.
En el patio, la profesora nos formó y con mucha atención participamos de la celebración. No fue tan aburrido.
Lo que dijo la Directora, la Señora Carmen, fue muy bonito; ella habló de lo bien que se portaban los alumnos, de lo creativos que eran los profesores, del gran reconocimiento para los papás y las mamás que colaboraron en las actividades escolares.
Cuando nombraron a la Señorita Berta, todos gritamos y aplaudimos, era divertido porque ella nos hacía callar. Los profesores y la Directora se sacaron una foto en el medio del patio y todos nos reíamos. Después tomamos chocolate con galletas y los niños del séptimo hicieron algo muy divertido.
Era ya de noche cuando llegamos a la casa y justo de puso a llover.
Estoy muy contenta con mi Escuela, me encantó todo. ahora tengo mucho sueño, mañana te cuento más....
Toña "
LOS ANTIGUOS DIRIGENTES
El pueblo de Quilicura tenía una calle central que terminaba en la esquina de la plaza.
Allí se encontraba el centro cívico que componía el edificio municipal, el retén de carabineros, un consultorio,el viejo salón del cine "México" y la plaza de la comuna.
La calle central, José Francisco Vergara, eran unas cuatro o cinco cuadras que albergaba el comercio de aquellos años: verdulerías,talleres de calzado,cantinas, carnicerías y pequeños almacenes.
En el centro mismo había una diminuta farmacia y junto a la farmacia el almacén de la Señora Leonor, la madre de Valentín.
Hubo un contexto en la despedida de Valentín Farías Liberona, connotado comerciante, dirgente deportivo, jugador de fútbol y encargado de las ramas infantiles deportivas de la comuna.
Durante los años de su existencia, la conducta de los socios y simpatizantes de los clubes deportivos, estaba absolutamente regulada por los líderes y Dirigentes.
A pesar de la gran efervecencia y la pasión que provocaba el deporte, la amistad de los vecinos era inalterable, algo que no se podría comprender por estos días, donde la inusitada violencia es incontrolable y la vida se convierte en una venganza permanente.
No fue así durante esta época. Una vez concluida la confrontación, gracias a la intervención de los dirigentes, todo tornaba a la calma. La palabra del líder no tenía apelación
Esto permitía que la quietud de aquellos días, fuera siempre perdurable.
Los dirigentes eran los simpatizantes más apasionados de los equipos de fútbol, pero eran , al mismo tiempo, los más responsables de las conductas de los seguidores.
Valentín Farías era uno de estos dirigentes...
Dirigentes en el antiguo restaurant
de la Familia VasquezGente del fútbol, antiguos quilicuranos, familiares y amigos le velaron entre cánticos y oraciones.
Aquella tarde calurosa de febrero, el templo como es de suponer ,estaba repleto. Era el día de sus exequias.
Estas son la palabras que fueron leídas en su despedida.
27/10/10
VALENTÍN
Club Biblioteca, una de las formaciones del primer equipo 1965
La década de los años sesenta, trajo consigo toda una transformación del mundo. Época de grandes cambios sociales y culturales, todo un florecer del pensamiento. La música de los jóvenes de impuso, lo mismo que las nuevas formas de la vida familiar, una revolución de todo lo establecido, donde todos nosotros, los niños y jóvenes de ayer fuimos protagonistas.
Quilicura a fines de los años cincuenta, al inicio de esta nueva época, tenía una identidad geográfica y la calle José Francisco Vergara, correspondía al sector "pueblo".
Había otros sectores también:
La Estación, Las Parcelas, San Luis, Lo Zañartu.
También acá en este rincón del planeta, en este pequeño pueblo se hicieron sentir los ecos que estaban cambiando el mundo.
Valentín había nacido el 04 de febrero del año 1941, era el último, el menor de los 11 hermanos del matrimonio de Rosendo Farías y Leonor Liberona y le correspondió , al igual que muchos de nosotros, vivir la adolescencia y la juventud en esta nostálgica y hermosa época de los años sesenta.
Siendo niño, perdió a su padre, por lo que tuvo que acompañar a su madre viuda, quen falleció cuando el cumplía recién los 18 años.
Su carácter apacible , sensible y taciturno se forjó con estos acontecimientos y debió enfrentar la vida en esta soledad.
Sin embargo nunca estuvo solo. Su pequeño almacén en la esquina de la vieja botica, al salir por la calle Loa carreras, más que un boliche o fuente de soda, era el obligado sitio de encuentro de todos sus amigos. Era normal que a media tarde o durante las primeras horas de la noche, nos reuniéramos allí los niños y jóvenes de ayer.
Sin la tv, nuestra mayor entretención era la charla del fútbol en pequeños grupos de siete u ocho personas.El almacén de valentín era algo así como una sede social.
El club deportivo "Biblioteca",había sido fundado en el año 1931, fue la gran institución que cobijó a los jóvenes del sector "pueblo". Hablamos de otra forma de vida, otros valores, otra juventud , otros anhelos, donde la secretaría del club era la pequeña fuente se soda de Valentín.
Y en este club, él lo hizo todo : utilero, Presidente, secretario, tesorero, delegado, socio, jugador formador de niños, porque nadie como él , hizo suyos los versos del himno de aquel club deportivo : "biblioteca, ejemplo de valor...".
El mundo cambiaba, pero los jóvenes de Quilicura, tenían como pasión el fútbol y los campeonatos que año a año, repletaban nuestro pequeño estadio.
Valentín formaba parte del del primer equipo del club, al anochecer de los domingos y durante la semana los comentarios eran en gran parte, sobre las atajadas que había hecho "el lancha" ( que era su apodo) en el último partido. Así transcurría la vida en nuestro pueblo tranquilo y hospitalario.
El día 21 de diciembre, en los difíciles días del año 1973, bajo el terror del estado de sitio que había instaurado el regimen militar, Valentín contrajo matrimonio con mi hermana Carmen. Fruto de este amor nacen sus dos hijos , Víctor y Eduardo.
Durante esta etapa de su vida, trabaja como auxiliar de servicios en el Liceo Gabriela Mistral, allí construye grandes amistades con profesores, apoderados y alumnos, que le recordarán por su sencillez, su afabilidad y su espiritu solidario y respetuoso.
En general valentín era un personaje muy "cachurero", podía guardar hasta una tuerca, cualquiera que encontrara, porque según él decía : "algún día servirá".
Precisamente, en este andar, se especializó en la colocación de vidrios, oficio que le permitió conocer este nuevo Quilicura que emerge en la década de los noventa.
Todos somos testigos de su arduo trabajo, de su gran esfuerzo para equilibrar en su fiel bicicleta enormes vidrios, con los que recorría las calles de la comuna. De este modo, Don Valentín, se hizo querer de las nuevas generaciones de quilicuranos.
Una grave enfermedad en el año 2005, altera drásticamente su vida normal. No se recuperará de esto y es así como poco más de un mes, soportaba otra gran afección en una sala del hospital.
Ayer domigo, pasadas las seis de la madrugada, a los sesenta y seis años, se durmió y ya no despertó.
Una grave enfermedad en el año 2005, altera drásticamente su vida normal. No se recuperará de esto y es así como poco más de un mes, soportaba otra gran afección en una sala del hospital.
La vida le pasó la cuenta y lo transformó en un niño, con toda la inocencia de un niño, precisamente porque la puerta del cielo es pequeña y sólo entran allí, los que retornan a ser niños.Querido valentín, tu pertenecías a todos nosotros.
Eres parte de nuestra historia, de nuestra pequeña historia.
Por eso, los niños de hoy hablarán de tí a otras generaciones y yo me encargaré que esas gentes no te olviden .
Nosotros nos quedaremos acá con la imagen de tu alargada figura y con el sonido de tu voz frágil.
Que la luz salga a tu encuentro y que te reciban los ángeles...
26/10/10
LOS VECINOS SE ACERCAN.
En principio los asuntos sociales, corporativos de la comuna, nunca le interesaron mucho a los sencillos habitantes de nuestra comunidad.
Era suficiente con participar en las elecciones y más o menos identificar al Alcalde y algunos "Regidores".
Pero al transcurrir los años, motivados por las organizaciones comunitarias, los vecinos de fueron interesando un poco más en la historia, en conocer , al menos el origen de este apartado pueblo.
Sin embargo este interés en el caminar histórico de la comuna se tradujo más bien en la asistencia a encuentos y ceremonias.
Ya en el nuevo milenio, la comunidad quilicurana, tenía conocimientos sobre aspectos históricos.
Con alguna frecuencia los dirigentes y representantes sociales acudían a participar de instancias culturales.
Este es el saludo efectuado a cientos de quilicuranos que se congregaron para participar en una emotiva ceremonia de aniversario...
DIEZ DE AGOSTO: EL ANIVERSARIO
¡ Qué hermosa nuestra comuna..!
Al contemplar el mes de agosto, no puede haber otro comentario.
Esto es muy significativo.
Es el mes de aniversario.
Es la fecha central de nuestra breve historia.
El día 10 de agosto, unos vecinos visionarios crearon la comuna de Quilicura. Esto fue en 1901.
Desde entonces, tres generaciones de quilicuranos, han dado vida a este lugar, tres generaciones de Quilicuranos han impregnado un sello sobre nosotros para transformar nuestra historia en lo que hoy somos.
Nuestros padres y abuelos construyeron una forma de ser que aún perdura.
Somos la historia de ayer.
Pero hoy somos el progreso, la modernidad.
Es este mes de agosto, el que acrecienta nuestra identidad, nos permite reconocernos, nos conecta siempre con la historia y nos da el impulso para seguir construyendo sueños.
Un gran saludo, un abrazo, un sentimiento muy sincero e íntimo para todas y cada una de nuestras familias.
Para cada quilicurano que se ha mantenido en este suelo...
LAS CAMPANADAS DE LA FE
La comuna tenía tres vertientes definidas de participación vecinal, años cincuenta y sesenta, eran estas tres entidades las que congregaban a los Quilicuranos en situaciones muy específicas.
Por una parte estaba el fútbol, con todo el desborde de niños y jóvenes, especialmente los fines de semana.
Como había varios campos deportivos durante la mañana jugaban fútbol los niños o "infantiles" y por la tarde los equipos adultos.
La iglesia Evangélica, era un sonido inconfundible en las tardes de los días domingos.
Una larga y ordenada fila de instrumentistas y cantores elevaban himnos y cánticos a Dios y desde lejos se podía escuchar el eco de las voces, de las guitarras , del acordeón y las trompetas.
Por otra parte, la presencia de la iglesia Católica.
En la esquina de las calles Matta y O'higgins, se alzaba la capilla se adobes, la única que tenía el pueblo.
En el mes de noviembre se rezaba "el mes de María" y muchos feligreses acudían al pequeño templo, la mayoría eran mujeres de avanzada edad y muy devotas, asiduas del misa y del rezo del rosario.
Al presente, es posible que las campanadas de la iglesia no se escuchen, pero en el año 1954, si que se escuchaban.
El silencio del campo y de nuestro entorno, nos permitía escuchar las campanadas de la Iglesia que llamaban a la misa del día domingo, a la misa de la siete en los días de la semana o el trepicar en la despedida de un difunto.
Las campanadas de la Iglesia resonaban en el pueblo y los católicos acudían a su llamada.
La señora Dalila Galleguillos era una de las vecinas más antiguas y vivía en la calle Guardia Marina Riquelme, sector central de la comuna, reconocida y activa integrante de la Iglesia católica de Quilicura quien acudía diariamente a la parroquia.
Contrajo matrimonio con Fernando Contreras, con quien tuvo cuatro hijos.
Ella falleció en septiembre del año 2006 y fue acompañada por muchos feligreses.
Las campanadas de ese día no se dejaron escuchar. Un ambiente de jolgorio, de cuecas y tonadas anunciaba las festividades de la independencia.
Este poema fue leído en su funeral , luego de la Eucaristía que se celebró a media tarde en el bullicio del mes de septiembre...
DALILA : PÉTALOS DEL ROSARIO
Ha venido la primavera sobre nuestro suelo.
Allá en tu casa pobre y pequeña,
estarán revoloteando pajarillos y mariposas.
Como siempre ocurre en los días de septiembre
el aroma de las flores, las acacias y los aromos
El perfume de la primavera viene desde el sur,
atravesando nuestros cerros y posándose sobre tu esquina:
es la añosa casa de adobes,
la del enrejado maltrecho
la de la puerta de madera
la misma donde el tiempo se detuvo
y no quiso deshacerse de los viejos álamos.
Entonces vuelvo a mi infancia
para recorrer tu patio y entrometerme
en la intimidad de tu hogar, donde éramos felices:
tu visitando cada una de las plantas floridas,
abriendo surcos para que el agua hiciera el milagro
de bendecir las uvas, de bendecir la hierba
de bendecir los árboles frutales.
( y nosotros en nuestros juegos de niños,
entre risas y travesuras con la inocencia del campo,
incontaminados
divirtiéndonos
con las pequeñas cosas.)
¿ Recuerdas..?
Es el pan amasado que compartíamos a la media tarde,
es el tazón de té bajo el corredor
y tus reproches,
y tus palabras de ayer
para hablarme de tu pequeña familia
la que tenías en tu corazón,
como un tesoro.
Tal vez pensaste que olvidaría aquellos días de niño,
hojeando los viejos libros ilustrados
u olvidaría tu imagen zurciendo calcetines,
secando las frutas
entonando canciones idas y olvidadas.
Tal ves pensaste que tenía en el olvido
ese relato del ángel que irrumpe el sacrificio
de un padre de barbas blancas y
su pequeño niño tendido sobre la leña...
Ciertamente hoy la primavera llega y se ha posado sobre tí.
Estarás de blanco frente al coro de los ángeles
hermosa y radiante , como tu corazón generoso,
sin entender porque Dios te pone a su derecha
sin entender porque se ha tersado tu piel y
tus manos recobran la suavidad de antaño,
cuando acariciaste mi cabeza
y con dulzura de madre,
tejiste para mi un chaleco de negra lana.
Tal vez pensaste que olvidaría aquellos días de infancia,
corriendo por tus patios o
calentando mis manos húmedas en el brasero,
al centro de la vieja casa.
Tú eras parte del paisaje de mi pueblo que
deshoja lentamente, como mi padre,
en invierno,
las ramas del calendario.
Estoy seguro que eres uno de los pétalos
con el que se construye por los siglos de los siglos,
entre perfumes y rosas,
la estrecha puerta del cielo que hay para nosotros
allá en el paraíso eterno.
es la añosa casa de adobes, Casa de la señora "Lila"
la del enrejado maltrecho
la de la puerta de madera
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