27/8/10

LA TIA MARÍA

 
Al otro lado de Santiago, a muchos kilómetros de la Quebrada de Macul, está Quilicura.
Cuando éramos niños y veníamos de visita a casa de nuestra abuela, era una distancia enorme, era un viaje interminable que terminaba en la ladera del cerro, casi cerca de la cordillera. Allí, luego de cruzar un canal nos reuníamos con la numerosa familia.
Quilicura entonces, era un pueblo casi provinciano y al atravesar la ciudad, siendo niños pequeños, quedábamos sorpendidos por los avisos luminosos multicolores en las calles.
Nuestros abuelos, Blanca Rosa Zapata y Pedro Antonio Calderón Donoso, en la época de los años veinte, vivían en Quilicura.
Por entonces, en aquel lugar no había luz eléctrica, ni caminos, y el Fundo San Luis, que era el lugar donde vivían, no era más que un largo callejón cercado por zarzamoras, sauces y álamos.
Al fondo del camino, donde estaba la "rancha",se instaló la imagen de un Cristo, una cruz que contrastaba con la espesa niebla de aquellos lugares.
Las noches impresionantemente oscuras y los amaneceres con un coro de cientos de aves y pájaros, los inviernos fríos y crudos como las escarchas y las primaveras con los aromas de las flores silvestres.
Cada día, una dura lucha por la vida y la pobreza merodeando una choza de paja, que el viento casi se llevaba.
En el campo, la vida era cruda y cada día se iniciaba antes de la aurora, cuando comenzaba el ajetreo en el establo.
Aquel pueblo de Quilicura y aquel callejón al fondo del fundo,aquellas zarzamoras y todo ese entorno de soledad y de miseria, es lo que la familia Calderón Zapata, presenció desde niños.
Allí nacieron y crecieron nuestros padres, nuestros tíos, nuestros abuelos.
Pedro Antonio y Blanca Rosa, tuvieron ocho hijos: Inés, Magdalena, Carmen, Silvia, Héctor, Hernán Norma y María.
Fue allí en la soledad de los campos, donde nació María Cristina Calderón Zapata y fue allí donde con los pies descalzos caminó y corrió a través de los potreros junto a sus hermanas.
La vida en el campo era algo muy duro, más aún en aquella época y en las condiciones en que nuestra familia vivía.
El pan amasado, las empanadas y la leche,no era para ellos, lo que es para nosotros. Para nuestra familia, ese era el sustento, la forma de sobrevivir, y cada uno, desde niños, desde muy niños, tuvieron que cambiar los juegos infantiles por el trabajo; unos al establo,unos al campo otros a labores en alguna casa y María siempre al cuidado de sus hermanos más pequeños...
Nuestros abuelos con sus hijos, deambularon por muchos lugares, algunos salieron y otros nos hemos quedado en Quilicura. Ciertamente la vida de ayer, no tiene ninguna relación con la vida de hoy.
Pero sin duda es la infancia la que marca tui vida, son las referencias que hacen tus padres lo que provoca que tu quieras las raíces, a tus tíos, a tus abuelos.
Nuestra madre Magdalena, siempre ha querido mucho a us hermanos, por eso, nosotros también los queremos. Ellos, cada uno formó parte de nuestra infancia y la "tía María" siempre vivió en nuestro hogar materno...
Precisamente por eso estamos aquí. Hemos recorrido el mismo interminable camino de la infancia y hemos acompañado a nuestra madre, para que se despida de la querida María.
Todos nosotros tenemos distintos sentimientos, sin embargo nuestra madre, siempre habló de su familia y en especial de esta Tía María, con quien compartió la pobreza de la infancia.
Nosotros recordamos de ella, su risa contagiosa, sus grandes carcajadas y la alegría de la vida. Parecía que esta vida junto a su familia nunca acabaría.
Ella nos reconocía a todos nosostros y con su gran sonrisa parecía decirnos que la vida era eso: una gran carcajada.
Hace unos días, nuestra querida madre, Magdalena,ha venido a visistarla, era la despedida de dos amadas hermanas... En estas despedidas no se necesitan palabras , sólo es necesario rozar las manos o acariciar los cabellos encanecidos.
Sus hijos , dicen  que el nombre de mi madre, de su hermana de la infancia, lo susurraba permanentemente, la llamaba : malena, malena...malena.
Y esta manaña estamos aquí todos. Estamos unidos por la historia, por la sangre, por todos nuestros sentimientos familiares, en torno a tí. Tíos, primos, nietos, bisnietos,abuelos, parientes y amigos.
Tía María , te diré algo de lo que te dijo tu hermana el día en que te visitó, pero además , en esta despedida llévate estas nuestras  palabras:
"María, aquí estoy yo , soy la Magdalena, no importa que no me escuches, no importa que no me veas, no importa que no me hables, no importa eso María."
Desde la hora que partiste, la mañana de este martes, has llegado a un maravilloso lugar.
No necesitas la voz, porque la alabanza es eterna y lo único que tienes que decir es :Amén.
No necesitas el oído, porque los coros celestiales llevan la maravillosa música directamente a tu corazón y las melodías envuelven tu alma.
No necesitas la vista, ni tus ojos, porque una luz resplandeciente, cristalina te permite ver a Dios y a todos sus ángeles, escena que ninguno de nosotros siquiera podría imaginar.
Luego de tantos años de secreto cansancio, de silencioso sufrimiento, ahora querida tía, estás en el reposo eterno.
Nuestro abrazo a todos sus hijos, a todos sus nietos, a todos quienes la quisieron.
( julio 2008)

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