28/10/10

LAS PRIMERAS ESCUELAS DE LA COMUNA

En el centro de la comuna, a una cuadra de la plaza, en la calle José Francisco Vergara, se levantaba la Escuela Pública Nº 165. Era una contrucción de adobes, de un descolorido color blanco a la que se accedía por una puerta central casi pegada a la calle. Atendía seis cursos, con una matrícula aproximada de ciento cincuenta alumnos.
La vieja casona había sido construída en el año 1914 y ya algunas generaciones de alumnos habían sido atendidos allí.
Esta era la "Escuela del pueblo" a cuya entrada había un enorme naranjo y en el fondo hacia el poniente unas matas de higuera.
Escuela Nº 165, en la calle Vergara en la década del 50
Son estos detalles los que recordarán quienes pasaron un día por allí, además de la gran poza de agua en el patio durante los días del invierno.

El otro establecimiento era la la Escuela Nº 32, del barrio "la estación", que recibía a los niños de ese sector.
La mayoría de los estudiantes eran hijos de campesinos, artesanos o pequeños comerciantes.
El sector estación era nominado de este modo por la cercanía a la estación del ferrocarril...La escuela era una antigua casona de principios de siglo que tenía como especial característica el pequeño canal y el cañon a la entrada del recinto.
Frontis de la Escuela 32, la estación
En el barrio de la estación se instalaron antiguas familias que convivían con el paso de los trenes, que con frecuencia de una o dos horas alteraban el silencio del sector.


Recién, al término de la década del año sesenta, debido a la expansión territorial, surgió un tercer establecimiento educacional en un nuevo sector denominado "Población María Ruiz Tagle de Frei"
La nueva Escuela para la enseñanza básica se creó con el número 386, y debía cobijar a los alumnos de dos nuevos sectores : la población "Ruiz Tagle" y una "toma", llamada "el sauce".
Los vecinos estaban orgullosos de la Escuela que se edificó junto a la plaza , en el corazón de la población.
Era un hermoso plantel de finas terminaciones, rodeado de árboles y jardínes.
Desde los inicios, los apoderados de allí, fueron muy participativos.
Generalmente, en gran cantidad, asistían a las celebraciones y actos conmemorativos. La convivencia se  daba de una manera muy fluida y los encuentros se hicieron muy familiares.
Esta es la página de un diario de vida de Toña, alumna del cuarto B de la Esacuela 386.
Ella relata las emociones durante la celebración del aniversario de su escuela. Sin duda experiencias similares vivían los niños de entonces en los otros colegios de la comuna.

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